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martes, 19 de noviembre de 2013

FORO ACT EN COLOMBIA REAFIRMA RESPALDO A NEGOCIACION ENTRE EL GOBIERNO Y LAS FARC


El Foro ACT[1] en Colombia REAFIRMA el RESPALDO AL proceso de negociación entre el gobierno y las farc
Para lograr la paz sostenible es necesario garantizar los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición.

A un año del inicio de las negociaciones, y luego de los acuerdos logrados en los dos primeros puntos de la agenda: reforma rural integral y participación política, las iglesias y organizaciones que hacen parte del Foro de la Alianza ACT en Colombia, reafirmamos nuestro respaldo al proceso de negociación entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo -FARC-EP - para finalizar el conflicto armado y el interés mutuo de iniciar un proceso de negociación entre el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional –ELN-. Pensamos que solamente se puede llegar a una paz con justicia social y sostenible a través de una salida política y negociada del conflicto armado interno; por eso invitamos a los actores nacionales e internacionales a respaldar este proceso.

El conflicto armado interno en Colombia continúa afectando gravemente a la sociedad civil y todos los actores del conflicto violan sistemáticamente los derechos humanos y el Derecho International Humanitario. Según el informe oficial, ¡Basta ya! Memorias de Guerra y Dignidad, que ha sido reconocido por el presidente Juan Manuel Santos, son 5.7 millones de desplazados (15% de la población) y aproximadamente 220.000 muertos entre el 1º de enero de 1958 y el 31 de diciembre de 2012. De estas muertes el 81,5% corresponde a civiles y 18,5% a combatientes.

Para el Foro ACT Colombia, un eventual acuerdo de paz debe tomar como punto de partida los derechos a la verdad, la justicia y la reparación, con garantías de no repetición, para todas las víctimas del conflicto armado. Para ese efecto, consideramos que la reparación debe hacerse con base en las afectaciones particulares producidas sobre cada una de las distintas poblaciones, es decir, teniendo en cuenta la relación específica con sus territorios, su procedencia étnica y sus condiciones de género y generacional.

Consideramos que los diálogos que se adelantan en la ciudad de La Habana son sin duda un paso importante para avanzar hacia el logro de la paz en Colombia; pero, asimismo, ello no será suficiente sino se reconocen y enfrentan las causas estructurales que están en la base del conflicto: concentración de la riqueza, la desigualdad, pobreza, altos índices de impunidad y violación generalizada y sistemática de los derechos humanos. Asimismo, la concentración del poder y la falta de espacios y garantías para la participación política, en particular para los sectores más vulnerables y la oposición, son asuntos indispensables para la construcción de una paz sostenible.

Una tarea inminente e inaplazable será la preparación para un posible escenario de post-acuerdo; pues, más allá de las FARC, Colombia sufre hoy el flagelo de la presencia de un variado y disperso universo de organizaciones armadas ilegales, con gran impacto sobre la realidad colombiana, en especial sobre la situación humanitaria. Estos grupos son también responsables de violaciones sistemáticas a los derechos humanos, de amenazas a líderes y dirigentes políticos y sociales, ejercen control sobre distintos territorios, han penetrado la institucionalidad y están vinculados con actividades económicas ilícitas, cultivos de uso ilícito, el narcotráfico y la explotación minera.

Nuestro propósito es hacer un llamado a la comunidad internacional para que siga manifestando su respaldo a los diálogos de paz con las FARC-EP, y a que haga público su rechazo a quienes, sólo por el temor de ver afectados sus intereses particulares, se oponen e intentan obstaculizar el desarrollo y el éxito del proceso. Desde nuestro punto de vista, el proceso de paz debe estar por encima de los intereses particulares de los grupos económicos, los partidos políticos y de cada una de las diferentes formas de organización y representación social.

Creemos que, aun si se llegara a un acuerdo exitoso en el proceso de negociación en la ciudad de La Habana, la comunidad internacional debe seguir comprometida con su apoyo a Colombia, de manera que pueda seguir siendo no solo un garante sino una fuente de respaldo para que los posibles acuerdos que allí se logren se transformen efectivamente en planes de gobierno y políticas públicas que luego se implementen de manera efectiva. Su apoyo económico y político, especialmente para las víctimas y para quienes les brindan a éstas el apoyo y la atención humanitaria, seguirá siendo necesario para poder hacer un seguimiento oportuno y sistemático al cumplimiento de los acuerdos, en especial el respecto de sus derechos a la verdad, la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición.

Es claro que sólo con una activa participación de la sociedad civil colombiana será posible una paz sostenible y con justicia social para Colombia. Así, insistimos, el apoyo decidido e incondicional de la comunidad internacional seguirá siendo inminente, incluido un posible escenario de post acuerdo.

Las iglesias tienen un papel fundamental en la construcción de la paz sostenible. Su participación en procesos de paz puede contribuir a construir una cultura de paz y fortalecer la resiliencia de las comunidades y orientarlas hacia el largo pero necesario camino de la reconciliación.

Recomendaciones del Foro ACT en Colombia
Al Gobierno y las FARC:
1.      Fortalecer sus esfuerzos en las negociaciones. Pedimos que no se levanten de la mesa hasta lograr todos los acuerdos en tiempos plausibles.
2.      Incluir a la sociedad civil en el proceso de negociación como un actor activo para que el proceso tenga más credibilidad y legitimidad.
3.      Que el gobierno habilite procesos de negociación con el ELN.
4.      Priorizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación integral y la garantía de no repetición.
5.      Prepararse para un posible escenario de post-acuerdos, en particular enfrentando y desmontando a los grupos armados ilegales, incluyendo a los grupos paramilitares e investigar, juzgar y sancionar a funcionarios públicos que han colaborado con estos grupos.
A la comunidad internacional:
1.      Seguir apoyando a las negociaciones y rechazando públicamente intentos de obstruir las negociaciones.
2.      Asegurar la continuidad de la presencia de la comunidad internacional en Colombia, particularmente de la OACNUDH, organismo clave en el monitoreo de la situación humanitaria y de derechos humanos, especialmente en regiones apartadas en donde la población enfrenta violaciones generalizadas y sistemáticas de DDHH e infracciones del DIH.
3.      Dar fuerte apoyo político y económico a un posible escenario de post-acuerdo, en particular a la sociedad civil colombiana para su participación activa en la transformación de un posible acuerdo de paz en la formulación e implementación de políticas públicas que aporten a la construcción de una paz sostenible.
4.      Monitorear un posible acuerdo de paz y apoyar a la sociedad civil colombiana para que también realice un monitoreo independiente, respecto de los derechos de la víctimas.
Fecha: 13 de noviembre de 2013.


[1] La Alianza ACT (Action Churches Together) es una Alianza de Iglesias y de organizaciones de fe destinada a erradicar la pobreza, la injusticia y el abuso a los derechos humanos. Está conformada por más de 130 organizaciones e iglesias que trabajan en más de 140 países del mundo. En Colombia hacen parte del Foro Nacional de ACT: Christian Aid, Lutheran World Relief, Federación Luterana Mundial-Servicio Mundial Colombia, HEKS Suiza, Iglesia Evangélica Luterana de Colombia (IELCO), Iglesia Presbiteriana de Colombia (IPCOL), Red Ecuménica de Colombia, Pan para el Mundo, Mesa CLAI Colombia, Centro Regional Ecuménico de Acompañamiento y Servicio (CREAS), Justapaz.