El
Foro ACT[1]
en Colombia REAFIRMA el RESPALDO AL proceso de negociación entre el gobierno y las farc
Para lograr la paz sostenible es necesario garantizar los derechos a la
verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición.
A un año del inicio de las
negociaciones, y luego de los acuerdos logrados en los dos primeros puntos de
la agenda: reforma rural integral y participación política, las iglesias y
organizaciones que hacen parte del Foro de la Alianza ACT en Colombia, reafirmamos nuestro respaldo al
proceso de negociación entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo -FARC-EP - para finalizar el
conflicto armado y el interés mutuo de iniciar un proceso de negociación entre
el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional –ELN-. Pensamos que solamente
se puede llegar a una paz con justicia social y sostenible a través de una
salida política y negociada del conflicto armado interno; por eso invitamos a
los actores nacionales e internacionales a respaldar este proceso.
El conflicto armado interno
en Colombia continúa afectando gravemente a la sociedad civil y todos los
actores del conflicto violan sistemáticamente los derechos humanos y el Derecho
International Humanitario. Según el informe oficial, ¡Basta ya! Memorias de Guerra y Dignidad, que ha sido reconocido
por el presidente Juan Manuel Santos, son 5.7 millones de desplazados (15% de
la población) y aproximadamente 220.000 muertos entre el 1º de enero de 1958 y
el 31 de diciembre de 2012. De estas muertes el 81,5% corresponde a civiles y
18,5% a combatientes.
Para el Foro ACT Colombia,
un eventual acuerdo de paz debe tomar como punto de partida los derechos a la
verdad, la justicia y la reparación, con garantías de no repetición, para todas
las víctimas del conflicto armado. Para ese efecto, consideramos que la
reparación debe hacerse con base en las afectaciones particulares producidas
sobre cada una de las distintas poblaciones, es decir, teniendo en cuenta la
relación específica con sus territorios, su procedencia étnica y sus
condiciones de género y generacional.
Consideramos que los
diálogos que se adelantan en la ciudad de La Habana son sin duda un paso
importante para avanzar hacia el logro de la paz en Colombia; pero, asimismo,
ello no será suficiente sino se reconocen y enfrentan las causas estructurales
que están en la base del conflicto: concentración de la riqueza, la desigualdad,
pobreza, altos índices de impunidad y violación generalizada y sistemática de
los derechos humanos. Asimismo, la concentración del poder y la falta de
espacios y garantías para la participación política, en particular para los sectores
más vulnerables y la oposición, son asuntos indispensables para la construcción
de una paz sostenible.
Una tarea inminente e
inaplazable será la preparación para un posible escenario de post-acuerdo;
pues, más allá de las FARC, Colombia sufre hoy el flagelo de la presencia de un
variado y disperso universo de organizaciones armadas ilegales, con gran
impacto sobre la realidad colombiana, en especial sobre la situación
humanitaria. Estos grupos son también responsables de violaciones sistemáticas
a los derechos humanos, de amenazas a líderes y dirigentes políticos y sociales,
ejercen control sobre distintos territorios, han penetrado la institucionalidad
y están vinculados con actividades económicas ilícitas, cultivos de uso ilícito, el narcotráfico y la explotación minera.
Nuestro propósito es hacer
un llamado a la comunidad internacional para que siga manifestando su respaldo
a los diálogos de paz con las FARC-EP, y a que haga público su rechazo a
quienes, sólo por el temor de ver afectados sus intereses particulares, se
oponen e intentan obstaculizar el desarrollo y el éxito del proceso. Desde
nuestro punto de vista, el proceso de paz debe estar por encima de los
intereses particulares de los grupos económicos, los partidos políticos y de
cada una de las diferentes formas de organización y representación social.
Creemos que, aun si se
llegara a un acuerdo exitoso en el proceso de negociación en la ciudad de La
Habana, la comunidad internacional debe seguir comprometida con su apoyo a
Colombia, de manera que pueda seguir siendo no solo un garante sino una fuente
de respaldo para que los posibles acuerdos que allí se logren se transformen
efectivamente en planes de gobierno y políticas públicas que luego se implementen
de manera efectiva. Su apoyo económico y político, especialmente para las
víctimas y para quienes les brindan a éstas el apoyo y la atención humanitaria,
seguirá siendo necesario para poder hacer un seguimiento oportuno y sistemático
al cumplimiento de los acuerdos, en especial el respecto de sus derechos a la
verdad, la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición.
Es claro que sólo con una
activa participación de la sociedad civil colombiana será posible una paz
sostenible y con justicia social para Colombia. Así, insistimos, el apoyo
decidido e incondicional de la comunidad internacional seguirá siendo inminente,
incluido un posible escenario de post acuerdo.
Las iglesias tienen un papel
fundamental en la construcción de la paz sostenible. Su participación en
procesos de paz puede contribuir a construir una cultura de paz y fortalecer la
resiliencia de las comunidades y orientarlas hacia el largo pero necesario
camino de la reconciliación.
Recomendaciones del Foro ACT en Colombia
Al
Gobierno y las FARC:
1.
Fortalecer sus
esfuerzos en las negociaciones. Pedimos que no se levanten de la mesa hasta lograr
todos los acuerdos en tiempos plausibles.
2.
Incluir a la sociedad
civil en el proceso de negociación como un actor activo para que el proceso tenga
más credibilidad y legitimidad.
3.
Que el gobierno
habilite procesos de negociación con el ELN.
4.
Priorizar los derechos
de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación integral y la garantía
de no repetición.
5.
Prepararse para un
posible escenario de post-acuerdos, en particular enfrentando y desmontando a
los grupos armados ilegales, incluyendo a los grupos paramilitares e
investigar, juzgar y sancionar a funcionarios públicos que han colaborado con
estos grupos.
A
la comunidad internacional:
1.
Seguir apoyando a las
negociaciones y rechazando públicamente intentos de obstruir las negociaciones.
2.
Asegurar la continuidad
de la presencia de la comunidad internacional en Colombia, particularmente de
la OACNUDH, organismo clave en el monitoreo de la situación humanitaria y de derechos humanos, especialmente en
regiones apartadas en donde la población enfrenta violaciones generalizadas y
sistemáticas de DDHH e infracciones del DIH.
3.
Dar fuerte apoyo
político y económico a un posible escenario de post-acuerdo, en particular a la
sociedad civil colombiana para su participación activa en la transformación de
un posible acuerdo de paz en la formulación e implementación de políticas públicas
que aporten a la construcción de una paz sostenible.
4.
Monitorear un posible
acuerdo de paz y apoyar a la sociedad civil colombiana para que también realice
un monitoreo independiente, respecto de los derechos de la víctimas.
Fecha: 13 de noviembre de 2013.
[1] La Alianza ACT (Action Churches Together) es una
Alianza de Iglesias y de organizaciones de fe destinada a erradicar la pobreza,
la injusticia y el abuso a los derechos humanos. Está conformada por más de 130
organizaciones e iglesias que trabajan en más de 140 países del mundo. En
Colombia hacen parte del Foro Nacional de ACT: Christian Aid, Lutheran World
Relief, Federación Luterana Mundial-Servicio Mundial Colombia, HEKS Suiza,
Iglesia Evangélica Luterana de Colombia (IELCO), Iglesia Presbiteriana de
Colombia (IPCOL), Red Ecuménica de Colombia, Pan para el Mundo, Mesa CLAI
Colombia, Centro Regional Ecuménico de Acompañamiento y Servicio (CREAS),
Justapaz.
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