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lunes, 4 de julio de 2011

PROGRAMA DE ACOMPAÑAMIENTO PRESBITERIANO PARA LA PAZ

Por: Milton Mejía, Profesor e investigador del Programa de Teología de la CUR.

Esta experiencia surge en mayo de 2004 a partir de un comunicado elaborado por organizaciones sociales y de derechos humanos entre las cuales estaba el Presbiterio de la Costa de la Iglesia Presbiteriana de Colombia (IPC) en la ciudad de Barranquilla que fue dirigido a varias iglesias en los Estados Unidos y a organizaciones de derechos humanos compartiendo la preocupación por las amenazas, la persecución y asesinatos que estaban sucedido en la ciudad en relación al trabajo  de apoyo a los desplazados y de defensa de los derechos humanos.

Esta comunicación fue acompañada por una petición del Presbiterio de la Costa de la IPC a la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos (PCUSA) donde se solicitaba apoyo en los siguientes aspectos:
  • Iniciando una campaña de comunicados a las autoridades  colombianas solicitando el respeto y las garantías para el trabajo de defensa de los derechos humanos y apoyo a la población desplazada, a las organizaciones sociales y de derechos humanos y a sus líderes entre las que había personal de la iglesia presbiteriana en Barranquilla.
  • Necesitamos acompañamiento de hermanos y hermanas de las iglesias de Estados Unidos de manera periódica y permanente para aumentar las condiciones de seguridad y así poder continuar nuestro trabajo en la ciudad.
  • Es urgente dar apoyo jurídico con abogados con experiencia en este tipo de situaciones a los desplazados que están detenidos y dar  apoyo humanitario a sus familias.
Así  el Programa de Acompañamiento Presbiteriano para la Paz surge como una respuesta a la IPC de la PCUSA y en particular  a la petición que el Presbiterio de la Costa venía haciendo desde hace varios años de fortalecer la solidaridad y contribuir con incrementar la protección a los sectores sociales como los desplazados, sindicalistas y a las organizaciones con las cuales el Presbiterio de la Costa estaba coordinando el trabajo  por la defensa de los derechos humanos y la búsqueda de la paz en el Caribe colombiano.

Dada las amenazas generalizadas a las organizaciones de derechos humanos y sociales las cuales el Presbiterio de la Costa sufrió de manera directa, Rick Ufford Chase, Moderador de la 216 Asamblea General de la PC (USA) visitó a Colombia e inicio el Programa  de Acompañamiento en septiembre de 2004. Durante su estadía en Barranquilla dialogó con las autoridades civiles y militares a quienes les pidió que se hiciera claridad sobre las amenazas a líderes del Presbiterio de la Costa y de las organizaciones de derechos humanos pidiendo garantías y protección para el trabajo de defensa de los derechos humanos y el apoyo a la población desplazada.

A partir de esta visita empezaron a venir a la ciudad de Barranquilla acompañantes de los Estados Unidos, los cuales estaban con el Presbiterio de la Costa, con las comunidades de desplazados y con organizaciones de derechos humanos durante uno o dos meses. Desde sus inicios se propuso que el programa de acompañamiento estaba dirigido a la población desplazas y a la defensa de los derechos humanos. En una descripción del perfil de los acompañantes que la IPC envió en junio de 2004 se explica que estos serian de tiempos cortos (Uno o Dos meses) y permanentes (dos a tres años) y se afirma lo siguiente: “Para la IPC es prioritario mantener, fortalecer y continuar recibiendo el respaldo de la PC (USA) en el trabajo de acompañamiento a la población desplazada y en la defensa de los derechos humanos. La importancia de la oportunidad de misión conjunta está en que las personas que estamos solicitando aumentaría nuestras condiciones de seguridad en el actual momento del país en que la presencia internacional es respetada por todos los actores del conflicto.” El objetivo básico que se propuso fue: “Acompañar pastoralmente en el fortalecimiento y en la protección del ministerio de atención a la población desplazada y de defensa de los derechos humanos que realiza la IPC en la Costa Norte de Colombia”.[1]

De la misma forma en febrero de 2006 se envió un documento[2] a la Hermandad Presbiteriana por la Paz, quien es la encargada del programa en los Estados Unidos donde se indica que los propósitos del programa de acompañamiento por parte de la PC (USA) son: a. Acompañar a sus hermanos y hermanas de la Iglesia Presbiteriana de Colombia en su trabajo por la defensa de los Derechos Humanos; b. Participar con sus hermanos y hermanas de las IPC en las experiencias de acompañamiento pastoral con las demás organizaciones e iglesias que conforman la Red Ecuménica de Colombia en el ministerio de servicio y protección de la vida de los defensores de los Derechos Humanos, visitando, conociendo, escuchando y siendo solidarios con las comunidades; c. Participar con la IPC y los demás miembros de la Red Ecuménica en la defensa de los derechos humanos y la vida de las personas y familias en situación de desplazamiento cuando lo soliciten; d. Participar activamente en las labores de incidencia política cuando haya necesidad de intervenir en la defensa y protección de la vida de un defensor de los derechos humanos o de una comunidad en situación de desplazamiento cuando hayan sido amenazados, en las instancias gubernamentales correspondientes de los gobiernos de los Estados Unidos y Colombia, cuando sea necesario; e. Trabajar en los Estados Unidos en actividades que permitan conocer la realidad política de ambos países y las consecuencias que sus acuerdos y políticas entre ambas naciones tengan entre la población colombiana o de los Estados Unidos.

En marzo de 2010 representantes de la IPC y de la PC (USA) se reunieron para evaluar este programa, analizar el contexto actual en los dos países, la relación de trabajo positivo en los últimos cinco años, las respuestas abrumadoramente positiva de los participantes y la convicción que Dios los llamaba a continuar el compromiso con el trabajo del Programa de Acompañamiento Presbiteriano para la Paz. En esta evaluación se afirmó el ser compañeros en la misión y se valoró lo que habían aprendido juntos y juntas en el trabajo para confiar unos y unas en los otros y las otras, así como confiar en que Dios está presente en el trabajo que hacen los acompañantes. A partir de este compromiso se elaboró una declaración y se establecieron los siguientes principios que guían la labor de este Programa.[3]

Lo que ha hecho el programa de acompañamiento que es único ha sido nuestro compromiso compartido para:
1.      Luchar contra la violencia,
2.      Trabajar para la protección de los DDHH, y
3.      Trabajar para crear una cultura de paz en nuestras iglesias, comunidades, naciones y el mundo.

  • Nuestro esfuerzo siempre ha sido crear acompañamiento y protección de la iglesia EEUU hacia la iglesia de Colombia, porque ésta ha demostrado gran valentía en estas áreas. El acompañamiento se ha extendido a otras iglesias y organizaciones y redes seculares que también se han comprometido con este trabajo, pero siempre para apoyar y fortalecer el coraje y la presencia de la IPC cuando realiza estos esfuerzos.
  • Nuestro entendimiento de acompañamiento se ha ampliado según la cambiante situación, pero continuamos creyendo que nuestro papel principal es proveer ánimo, apoyo y protección para la IPC mientras estos objetivos continúen siendo prioridad entre sus muchos objetivos y desafíos.
  • El objetivo principal de los acompañantes de EEUU es acompañar los esfuerzos de la IPC en las siguientes áreas:
1.      Protección para los que trabajan por los DDHH que los pone en riesgo, tanto en la iglesia como en los círculos de DDHH donde la iglesia participa.
2.      Apoyar los esfuerzos propios de la IPC al acompañar a las comunidades desplazada en los tres presbiterios.
3.      Apoyar el trabajo de incidencia política en Colombia particularmente en (per no limitado a) oficinas gubernamentales y embajadas en el país.
4.      Apoyar a los esfuerzos de la iglesia de “construir una cultura de paz” y de promoción de la vida en la cultura de la sociedad a través de Diaconía, y a través de sus esfuerzos de trabajo de resolución de conflictos en las Iglesias.
5.      Trabajar para energizar el creciente círculo de acompañantes en los EEUU en trabajo de incidencia política en el congreso y la administración de los EEUU al respeto de cerrar las bases militares de los EEUU en Colombia, reducir la ayuda militar, aumentar la ayuda para el desarrollo, y apoyar la reforma agraria para la población internamente desplazada en Colombia.

Durante el tiempo de funcionamiento del programa han participado en el proceso de entrenamiento cerca de 120 personas de los cuales han estado como acompañantes 77. También el programa cuenta con una pareja de acompañantes permanente. Quienes han participado de esta experiencia han dado testimonio del cambio que han vivido al compartir con las comunidades y las iglesias el trabajo por los derechos humanos, por justicia y por la paz en Colombia. La experiencia de estar con las comunidades y sentir que contribuyen con la protección de vidas y de procesos sociales está permitiendo que las iglesias redefinan sus relaciones de cooperación en la misión y la forma de anunciar en evangelio como buenas nuevas de paz para los que sufren pobreza, violencia y persecución en Colombia y en otros lugares del mundo.


[1] Propuesta enviada por la IPC a la División de Ministerios Globales de la PC (USA) en junio de 2004.
[2] Proyecto enviado en febrero de 2006 por la IPC a PPF para establecer propósitos y forma de funcionamiento del Programa de Acompañamiento.
[3] Declaración de principios que guían el programa de acompañamiento por la paz. Abril de 2010, Reunión de evaluación realizada en Barranquilla.

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