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lunes, 6 de junio de 2011

En relación al ayuno de líderes de la PC (USA) y de la IPC contra el TLC

El profetas Amós y las relaciones comerciales
Por: Adelaida Jiménez y Milton Mejía profesores presbiterianos de biblia y teología en la CUR.

 Así dice el señor: “A Israel, por tres delitos y por el cuarto no los perdonare: Porque venden al inocente por dinero y al pobre por un par de sandalias”. Amós 2:6.

Introducción
Durante los últimos meses en Colombia los medios de comunicación han resaltado como un gran logro que el presidente Santos haya acordado con el presidente Obama un plan de trabajo para que se envié al Congreso de Estados Unidos el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre los dos países el cual está pendiente de ser ratificado dado los cuestionamientos a los últimos gobiernos colombianos por violación de los derechos humanos y la falta de garantías laborales a los trabajadores.

Los sectores políticos y económicos que han impulsado este acuerdo comercial celebran esta decisión de los dos gobiernos y están adelantando una compaña de lobby para que la ratificación del TLC en el Congreso de los Estados Unidos no tenga tropiezos. Por su parte organizaciones sociales, de derechos humanos e iglesias están realizando campañas donde piden que el presidente Obama no envié el TLC al Congreso de su país.
En este debate hemos leídos muchas razones de índole económico, social y político que nos parecen muy importantes para no estar de acuerdo con este tipo de tratados comerciales y en esta reflexión deseamos aportar algunos elementos bíblicos, teológicos y desde nuestra fe que reafirman el peligro para los seres humanos y para la creación de Dios de una economía que usa estos acuerdos de comercio para hacer más ricos a un pequeños grupo de grandes empresarios en el mundo.

El comercio en los tiempos del profeta Amós
Amós realizó su actividad profética en el siglo VIII cuando gobernaba Jeroboán II en Israel. Este fue un periodo de gran crecimiento político y económico, de acumulación de la tierra más que en otros tiempos en Israel. Esto se logró por medio de la explotación hacia los grupos más vulnerables de la sociedad mientras los ricos y gobernantes vivían en una gran opulencia. Todo esto en detrimento de la práctica de la justicia y del respeto por la vida de la población. Esta prosperidad, además fue posible  gracias al poderoso ejército que tenía Israel con el cual había recuperado algunos territorios y a las relaciones comerciales que había logrado con otros países de la región. Así Israel hizo acuerdos comerciales que fueron posibles por el poder militar que tenía y a que con el apoyo del rey había surgido un grupo especializado en la producción interna y en el intercambio comercial internacional (Jiménez, 2010. 38).

De esta forma este grupo que dirigía el comercio y tenía mucha influencia en quienes gobernaban en los países de la región habían logrado un gran prestigio y acumulado mucha riqueza. Sobre este grupo habla Amos cuando dice: “¡Ay de los que se sienten seguros en Sion y de los que confían en el Monte de Samaria! Los señalados como jefes de las naciones,  a quienes acude la casa de Israel” (6:1).  Este grupo vivía en un gran lujo como resultado del trabajo que realizaban los pobres en Israel y a partir de los productos que comercializaban entre los diferentes países. Amós describe estos lujos de la siguiente manera: “Se acuestan en camas de marfil, se apoltronan en sus sillones, comen carneros del rebaño y terneras del establo; canturrean al son del arpa, inventan como David instrumentos musicales; beben vino en copas, se ungen con perfumes exquisitos y no se apenan de la ruina de José” (6:4-6).
Según Amós la riqueza que había acumulado esta elite era posible en razón del trabajo que se realizaban en los viñedos para producir vino, en las grandes construcciones de palacios para que vivieran los ricos, en los impuestos que cobraban a los pobres (5:11) y en la forma como manejaban los tribunales donde se practicaba el soborno y lograban que los pobres perdieran los reclamos que hacían (5:12).

Pero Amós también sabe que en esta acumulación de riqueza y este sistema que pone a trabajar a los pobres para que una elite viva con lujos no está solamente en quienes gobiernan a Israel. Ellos están además en los países vecinos que por medio del comercio han logrado crear un sistema internacional donde quienes gobiernan se ponen de acuerdo en formas de producción, comercio y como hacer guerra para acumular poder político y económico. Por esta razón Amós en el primer capítulo hace un juicio a las naciones que junto con Israel participan de este sistema de comercio y de relaciones políticas.
Amós comienza con una serie de ocho oráculos o mensajes de condena dirigidos los siete primeros a los países vecinos de Israel donde, está incluido Judá y el último que es el más largo y completo a Israel. Cada oráculo va introducido con la expresión “Así dice el señor” para hacer notar que no es una simple palabra del profeta sino un mensaje genuino de Dios. En segundo lugar, todos los oráculos contienen la siguiente frase: “por tres delitos… y por el cuarto” con descripción de un solo delito. De esta forma el profeta usa una figura literaria de su tiempo para indicar que los delitos políticos, sociales y económicos de quienes gobiernan las naciones desbordan la paciencia de Dios y por esta razón serán castigados (Schokel.  2006. 1219).    

El comercio en nuestros tiempos
Este análisis del comercio y de las relaciones políticas en tiempos de Amós traído a nuestra realidad nos ayuda a entender que en la historia de la humanidad las elites económicas poderosas tienen una tendencia a desarrollar este tipo de relaciones las cuales intentan ocultar mostrando las bondades del intercambio comercial para que los ciudadanos no rechacemos modelos económicos que producen pobreza y muerte.

En nuestro tiempo el modelo económico que se ha impuesto en el mundo promueve los tratados de libre comercio entre países para incrementar la producción, el intercambio de materia prima y de los productos que las personas necesitan para vivir. En apariencia este buen propósito ayudara a la humanidad a vivir mejor pero cuando analizamos la forma cómo funciona el comercio internacional descubrimos que en realidad se incrementa la pobreza de una gran parte de la humanidad, agota los recursos naturales y permite una exagerada acumulación de riqueza de un selecto grupo de países y de personas que cuentan con los medios (ejércitos poderosos y multinacionales) para apropiarse de la materia prima disponible en todos los países, tienen la tecnología para producir a gran escala a bajos costos, pagan bajos salarios a los trabajadores y han definido leyes para vender y multiplicar los intereses de sus ganancias.
Este modelo económico incrementa de esta manera la pobreza, está produciendo la destrucción de la creación de Dios y la desesperanza en una gran parte de la humanidad. Según la Confesión de Accra de las Iglesias Reformadas los principios que guían esta economía son (2004. 225):

·         la competencia ilimitada, el consumismo, la acumulación de riquezas y el crecimiento económico desmedidos;
·         la posesión de la propiedad privada no conlleva ninguna responsabilidad social;
·         la especulación con el capital, la liberalización y la desregulación del mercado, la privatización de los servicios públicos y los recursos nacionales, el acceso sin restricciones para las inversiones e importaciones del extranjero, impuestos más bajos y el libre desplazamiento del capital van a producir riquezas para todos;
·         las obligaciones sociales, la protección de los pobres y los más débiles, los sindicatos y las relaciones interpersonales quedan subordinados a los procesos de crecimiento económico y acumulación de capital.
·         Se trata de una ideología que aduce que no hay otra alternativa y exige una cadena interminable de sacrificios a los pobres y a la creación. Promete la falacia de salvar el mundo mediante la creación de riqueza y prosperidad, se atribuye la soberanía sobre la vida y se exige una lealtad total que equivale a idolatría.
Esta forma de economía es conocida hoy como neoliberalismo el cual se ha dedicado a desmantelar los mecanismos estatales que garantizaban el bienestar de los ciudadanos. En este la economía tiene la finalidad de aumentar las ganancias y el rendimiento para beneficiar a los propietarios de la producción y del capital financiero mientras se excluye a la mayoría de las personas y se trata a la naturaleza como una mercancía. El Gobierno de los Estados Unidos y sus aliados en Europa, juntos con las instituciones financieras y de comercio internacionales (el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio), se valen de las alianzas políticas, económicas y militares para proteger y priorizar los intereses de los dueños del capital (Confesión de Accra, 2004. 226).

Llamados a ser profetas y a actuar de acuerdo con el proyecto de Dios
Amós anunció que Dios castigaría a quienes mantenían y vivían confiados en el sistema económico y político que se impuso en su tiempo. El profeta afirma este castigo de la siguiente manera: “Miren, yo el señor clavo los ojos sobre el reino pecador y los extirpare de la superficie de la tierra… oráculo del señor” (9:8). Hoy en nuestro tiempo analistas demuestran que si no ponemos control al sistema económico que se ha impuesto en el mundo seguirán muriendo millones de seres humanos de hambre, por enfermedades que se pueden prevenir o curar o por guerras que los países más poderosos realizan para apropiarse de recursos naturales como las fuentes de energía y agua.  De estos análisis surgen profecías que anuncian que si no ponemos control a este sistema económico la humanidad corre el peligro de ser extinguida de la fax de la tierra dado que se agotaran las fuentes de alimentos y de energía, la contaminación del ambiente seguirá aumentando y la naturaleza perderá la capacidad de auto regularse.

Ante esta realidad como cristianos e iglesias tenemos que preguntarnos como estamos siguiendo el ejemplo del profeta Amós quien anuncio castigo de Dios a quienes mantenían el sistema económico en su tiempo o que estamos haciendo para prevenir lo que podríamos considerar como profecías que nos dicen que si no detenemos este sistema económico que mata millones de seres humanos y está destruyendo la naturaleza  corremos el riesgo de sufrir un castigo colectivo como humanidad.  
Una de la formas de intentar poner freno a este sistema económico es oponernos e impedir que el Congreso de Estados Unidos ratifique el TLC con Colombia. Pero no podemos perder de vista que el problema mayor es un sistema económico tan perverso que reconoce que el implementar estos acuerdos comerciales produce millones de víctimas. Por esta razón hoy, tanto en Colombia como en los Estados Unidos se discuten planes para ayudar a las víctimas que se producirán después que el acuerdo se ratifique y se implemente en ambos países.

Ante este sistema económico tenemos que fortalecer el compromiso como cristianos y junto con organizaciones sociales para mantener pequeñas luchas como la de tratar de impedir que se implementen tratados  de libre comercio  como este pero tenemos que tener claro que el objetivo sigue siendo hacer realidad hoy la misma esperanza que anuncio Amós. En esta esperanza cada ser humano tendrá trabajo y como comunidad podrán disfrutar del fruto de su trabajo en armonía con la naturaleza. Mejor miremos la manera tan hermosa como el profeta expresa el proyecto de Dios:
“Miren llegan días –oráculo del ser- en los que el ara seguirá de cerca al que cosecha y el que pisa las uvas al sembrador; fluirá licor por los montes y destilaron todas las colinas. Cambiare la suerte de mi pueblo, Israel: reconstruirán ciudades arruinadas y las habitaran, plantaran viñedos y beberán su vino, cultivaran huertos y comerán sus frutos” (9:13-14).   

Hermanos y hermanas de esta forma les invitamos a seguir adelante con nuestro trabajo para tratar de impedir la ratificación del TLC entre Estados Unidos y Colombia sin perder de vista la esperanza que tenemos que nos desafía a aportar en la construcción de nuevos modelos de relaciones políticas y económicas en el mundo en que vivimos.
Mayor información sobre este lo pueden encontrar en: http://oidhpaz.blogspot.com/2011/06/ayuno-para-que-no-se-ratifique-el-tlc.html   

Referencias bibliográficas:
Jiménez Adelaida (2010). Justicia y Misericordia una perspectiva bíblico-teológica desde los profetas del siglo octavo para la construcción de una diaconía para la vida abundante. Ensayo en el libro: Diaconía, derechos humanos y desarrollo integral: CUR. Barranquilla.

Schokel Luis Alonso (2006). La Biblia de Nuestro pueblo. II Edición. Ediciones mensajero. Bilbao.
La Confesión de Acrra (2004). Vida Plena para toda la creación. AIPRAL-ISEDET. Buenos Aires.

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